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GENTE con el destacado y valiente
Abogado Heriberto Benites
La fuerza de la amistad
Heriberto Benites, abogado del año por dos
veces consecutivas para los lectores de GENTE y flamante congresista electo por el FIM,
rememora en este reportaje su experiencia vivida en prisión y la forma cómo salió en
libertad gracias a la intervención de Jorge del Castillo quien, a pesar de pertenecer a
un partido político diametralmente opuesto al suyo, acudió en su ayuda sin objeción
alguna.
Era uno de los primeros días del año 93 y Heriberto Benites había declarado en un
diario de circulación nacional que la investigación de la matanza de un profesor y nueve
alumnos de la Cantuta estaba marchando de manera lenta.
A raíz de ello, el juez que investigaba dicho proceso lo denunció por delito de desacato
y esa acusación fue enviada de inmediato al local de la Policía Nacional, ubicado en la
avenida Aramburú, donde lo citaron y tomaron sus declaraciones, pero luego de 5 horas le
dijeron que en el registro de requisitoria computarizado aparecía su nombre y una orden
de captura en su contra.
"No decían cuáles eran los delitos de los que se me acusaba. Sólo sostenían que
estaba mi nombre en pantalla y era el 22 juzgado penal el que ordenaba mi detención. Un
policía me dijo que quizá se trataría de un caso de homonimia, por lo que me llevaron a
Palacio de Justicia para solucionarlo. Todo eso fue una vulgar mentira".
Lo trasladaron a las 4 de la tarde en una camioneta, cuyo recorrido se volcó hacia el
circuito de playas. "Yo pensaba lo peor. Lo cierto es que llegamos y dijeron que el
jefe no estaba y que no lo podía esperar en la oficina, por lo que me llevaron al
sótano, a la carceleta".
Pese a su protesta, los 7 efectivos que lo rodeaban, tomándole de los brazos, lo
ingresaron a la celda. "Me quitaron los pasadores de los zapatos, la correa, la
corbata y el reloj, para que no me vaya a autoeliminar. Al ingresar, varios detenidos me
reconocieron. Me dijeron "¿qué pasa?". Les decía que no sabía nada y me
aconsejaban que debía tener cuidado, que no permita que me suelten en la noche".
Transcurrieron los minutos hasta que lo llevaron a un patio, donde pasaron lista a los
detenidos, menos a él. "Nadie me mandaba llamar. Yo insistía en que me expliquen
por qué seguía detenido. Sólo reiteraban que el jefe no llegaba".
Es así como, mucho más angustiado, retornó a la celda. De pronto, una voz amiga se
acercó hasta él. "Hola primo", escuchó, y Heriberto se asomó a la ventanita.
Era un periodista que, en su intento de obtener sus declaraciones, había tratado de
ubicarlo en el local de la policía en Aramburú, donde _dicho sea de paso_ le aseguraron
que ya se había marchado, pero no coincidió con lo que en casa de Benites le habían
manifestado.
Es por eso que, tras la sospecha, fue a buscarlo hasta que lo halló.
Benites lo miró y le siguió la corriente. "¿Qué tal?, primo" y escribió una
nota denunciando que estaba detenido injustamente por una represalia. "Pedí que
llamen a Jorge del Castillo, a Carlos Cuaresma y a varios otros políticos", recuerda
mientras revive esos momentos en los que vio alejarse al periodista diciéndole "se
la doy a mi tía, no te preocupes", dejando, no obstante, un nudo en su garganta ante
la incertidumbre sobre su integridad.
El tiempo se hacía cada vez más lento para él y, paralelamente, para su familia.
Su madre, Isabel, comenta que se quedó sin palabras cuando le comunicaron que su hijo se
encontraba tras las rejas. "Fue el momento más angustioso de mi vida. Pensaba que
algo podía pasarle y, pese a que conocía muchos abogados, ni siquiera podía recordar el
nombre de uno solo de ellos. Felizmente, a las 11 de la noche, del Castillo llegó y me
dijo que iba a hacer todo lo posible para ponerlo en libertad".
Un alivio para ella, mientras en el frío sótano de la carceleta de Palacio de Justicia,
Heriberto Benites escuchaba las noticias donde se hacía pública su detención, desde un
pequeño televisor de los efectivos de servicio. Y, al promediar las dos de la mañana,
sorpresivamente ingresaron dos efectivos policiales, quienes empezaron a gritar
"levántense los que se van a Lurigancho". Obviamente, él pensó que era uno de
ellos, aunque comentaban los reclusos que ésa era una técnica de amedrentamiento.
Ya, al día siguiente, antes de las 7 de la mañana, Jorge del Castillo se acercó hasta
la carceleta. "Le indiqué que presente un hábeas corpus porque la detención era
arbitraria. Lo voy a hacer de inmediato, me dijo" y raudamente subió las gradas.
A escasos minutos de diferencia, su madre, la señora Isabel, llegó también hasta su
celda. "Le llevaba el desayuno, porque mi hijo es tragoncito. Le llevé su pan con
queso que le encanta y una gaseosa. Estaba triste, pero tenía que tener fortaleza, aunque
me deprimía el sólo pensar cómo lo había pasado en esa inhabitable cárcel".
Pero Heriberto Benites le dijo a su madre que suba hasta el primer nivel. Ahí veía ella
que del Castillo entraba a un juzgado y no lo querían recibir, salía y se iba a otro,
pero tampoco encontraba eco a su pedido. Fue ahí que, sin miramientos, se dirigió hasta
el Presidente de la Corte Superior. Al fin, éste le dijo que el juez de turno lo podía
recibir.
Así estuvo hasta las 10 y 30. "Y cuando del Castillo presentó el hábeas corpus,
que se tramita de inmediato, la jueza del sétimo juzgado penal le dijo que lo iba a
tramitar en su momento. Le respondió, 'pero, ¿cómo? ¡si él está acá abajo!'. Ella
argumentó que debía esperar al patrullero. Nuevamente del Castillo le increpó, 'pero,
¿cómo? si el abogado Benites está acá, en el sótano, ¿para qué quiere patrullero!'.
Ella insistía que el juez de turno sólo salía con un patrullero. A tanta insistencia,
la jueza dijo, 'ya pues, bajemos'".
Ahí comprobaron que estaba en el calabozo. Entonces, se levantó un acta, subieron hasta
el cuarto piso -donde supuestamente estaba este 22 juzgado penal- y no había nadie, así
es que lo tuvieron que liberar. Ya cuando fueron a reclamar posteriormente, la jueza le
dijo "yo no he sido", llamó a sus secretarios, les preguntó si sabían, pero
nada. "Se comprobó que era falso, que era un invento y que ni había ninguna orden
de detención".
Eso sucedió hace 8 años y, hasta la fecha, se sigue investigando a nivel del Ministerio
Público para saber quién dictó esa orden. "Si nunca nadie se hubiera enterado, de
repente me hubiera sucedido cualquier cosa, quizás me eliminaban, me desaparecían",
reflexiona Benites.
El FIM
"El candidato que piensa ser Presidente de la República debe trasmitir honradez,
decisión y firmeza cuando diga algo, no debe mentir ni tener las manos manchadas de
sangre, tampoco estar vinculado a actos de corrupción, tiene que ser un hombre que tenga
sensibilidad humana, que se preocupe por los pobres, que sepa la realidad que está
viviendo el Perú".
- ¿Quién reúne estas cualidades?
- Hasta ahora ninguno de los dos que han quedado.
- Pero el FIM está respaldando a Perú Posible, tal y como lo manifestó Fernando
Olivera.
- Está bien, puede ser una decisión mayoritaria, pero personalmente, hasta el día de
hoy, yo creo que ninguno de los dos candidatos reúne los requisitos mínimos que debería
tener un jefe de Estado.
- No es de los que se deja jalar por lo que dice su movimiento político.
- Si haces un cogobierno en el que puedes terminar cómplice de algo, sería una
catástrofe para el Perú.
- ¿No le ha dicho eso a Olivera?
- En una primera reunión algo opinamos y dije que el FIM tiene que respetar al más de un
millón de personas que votaron por la escoba y que no creían ni en Toledo ni en Alan
García. Entonces, tenemos que pensar en ellos, no en nosotros.
- ¿Usted va a votar en blanco?
- En blanco no sé, o quizá viciado, pero, hasta ahora no lo tengo decidido.
- ¿Va a votar con el corazón, con el cerebro, con el hígado?
- Hay que pensar fríamente, pero con el hígado no. Lo que sí es que hay que esperar
qué propuestas concretas tienen los candidatos en materia de administración de justicia
y en defensa de los derechos humanos, porque para mí es crucial, junto a los temas de
materia laboral, económica, vivienda, salud, seguridad social, educación.
- Según las últimas encuestas, uno de los dos va a salir elegido.
- Sí, uno de los dos va a salir elegido, pero yo no quiero sentirme cómplice porque
apoyé a uno de los dos. Pero sí asumo la responsabilidad de que, estando en el
parlamento, seguiré luchando.
- Usted no hará como los abanderados del voto en blanco, Jaime Bayly y Álvaro
Vargas Llosa, quienes dan la propuesta y dejan una posibilidad para que un aprovechador
lidere esa causa posteriormente.
- Ellos llaman al voto en blanco, un voto de protesta, un voto limpio, un voto de rechazo,
pero después se van y dejan abandonado todo. Entonces, crear una anarquía, un
desgobierno, no es nada responsable ni serio. Yo puedo decir que no me gusta ninguno, pero
me quedo luchando en el Congreso.
Sueños de niño
Cuando estaba en cuarto de secundaria,
Heriberto Benites quería ser piloto de aviación comercial, conjuntamente con otros tres
amigos. Pero, cómo son esas cosas del destino que dos de ellos, quienes sí siguieron
para adelante en esta intención, perdieron la vida en el trayecto.
Hoy, felizmente, Heriberto Benites no se arrepiente de no haber seguido sus inquietudes de
adolescente, porque tras dejarse encantar un día por la labor del abogado mientras
acompañaba a su padre, su vida se ha tornado más intensa y prometedora que nunca, aunque
nunca deja de recordar aquellos momentos de infante, cuando también quería ser grifero,
"porque veía que éste tenía siempre mucho dinero en el bolsillo y además estaba
junto al olor de la gasolina que me gustaba".
Derechos de CCN
"Conversé con Luis Alfonso Morey y otros directivos de CCN que fueron al Colegio de
Abogados de Lima para solicitar ayuda. Nosotros entendimos la problemática y emitimos un
pronunciamiento indicando que esto afectaba la libertad de expresión y que atentaba
contra la libertad de prensa, más allá de las discrepancias que hubiéramos podido tener
con las personas que participaban del panel político que se dirigía las veces
anteriores.
Cuando se afecta la libertad de prensa, quienes defendemos los derechos humanos estamos
obligados a impedir que eso suceda. Para quien defiende los derechos humanos, no hay
distingos. Y si vemos que hay un contrato con cláusulas que afectan terriblemente la
libertad de expresión y de prensa, es evidente que uno tiene que expresarse así".
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