Cuando lo vimos hace poco más de un mes, jamás pudimos imaginarnos que aquel señor de inigualable porte de caballero, que vestía completamente de blanco, que tomaba tiernamente de la mano a su esposa mientras nos decía que estaba eternamente enamorado de ella, hoy ya no esté entre nosotros. Muy por el contrario, estamos seguros de que ese maravilloso sentimiento que un día los unió y les hizo salir adelante, contra viento y marea, será el gran legado que ha de cruzar las barreras del tiempo para, justamente, dar un sentido de esperanza a su amada Elvira, quien ha perdido a su inolvidable Orlando.
   
Fue muy temprano cuando los visitamos. Gentilmente respondieron a nuestras interrogantes y hasta nos mostraron los lugares más agradables de su casa.
   
Entre otras cosas que, por motivo de espacio, no publicamos en nuestra edición 1370, Orlando Sacha compartió con nosotros su testimonio de vida acerca de esa gran filosofía del sentido de nuestra existencia y de la especial dedicación que puso en la campaña electoral de Elvira de la Puente. La nuestra fue, definitivamente, la última entrevista a Orlando Sacha.
   
"Mi esposo me apoya en todo. Si hasta se encarga de los afiches y los carteles", comentaba Elvira muy emocionada, poniendo esa dulce mirada en el rostro de Orlando. "Es que yo tengo confianza en ella, porque tiene gran temperamento y es muy inteligente", acotaba Sacha, quien seguramente partió dejando a la mujer de toda su vida con esta misión cumplida.
   
Y es que, como él mismo lo decía, "cuando nos casamos, yo me convertí en un solo hombre para una sola mujer y no porque pasara a la categoría de saco largo, sino porque pienso, muy íntimamente, que debe ser así. Y si no es así, no tiene sentido que un hombre y una mujer estén juntos", reflexionaba.
   
Asimismo, subrayaba, con emoción y satisfacción, la importancia de todo "ese aprendizaje empírico de muchos años para llegar a ser uno".
   
Según su propio testimonio, confesaba que "cuesta mucho trabajo aceptar a la otra persona como es. Comúnmente, uno quiere que esta persona sea como uno quiere que sea y eso es imposible, porque la otra persona es una persona formada y es como es. Cuando llega el momento en que un hombre y una mujer aceptan esa premisa, entonces viene un trabajo mucho más fácil, que es el de ir decantando aristas, ir puliendo cosas para que los dos puedan estar compartiendo una vida sin un problema demasiado grande, haciendo de ellos, que son únicos e irrepetibles, uno solo".
   
Para el gran Orlando Sacha, la vida siempre tenía un sentido positivo. Era un hombre de mucha fe que llenó su presencia sobre la tierra con muchas satisfacciones, no sólo para él o su familia, sino para todos aquellos quienes lo conocieron personalmente o a través de su arte, donde esa sencillez y caballerosidad era singularmente destacada.
   
"Todo es un enriquecimiento en la vida. Lo que nos sucede no son cosas aisladas. Cuando las ponemos todas juntas, nos damos cuenta de que ésta tiene sentido", decía. Nosotros estamos seguros de que así fue y de que su testimonio quedará vivo en nuestros recuerdos.