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POR:
JOSÉ ENRIQUE ESCARDÓ
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SÍ PUEDO CAMBIAR EL MUNDO, ES MÁS, YA LO
HICE...
Muchos de los lectores de El Quinto Pie del
Gato me preguntan por qué escribo lo que escribo cada semana. Me preguntan qué es lo que
quiero lograr con todo esto. Algunos dicen que destilo amargura, resentimiento, dolor,
ironía y que no presento ninguna solución a los problemas que critico. Bueno, habiendo
escrito por tanto tiempo y tocado tantos temas, creo que llegó el momento de dejar en
claro algunas cosas.
No escribo por amargura ni buscando crear un caos descontrolado. No denuncio ni me burlo
de las personas y los problemas que causan por puras ganas de joder. No soy tampoco un
higadito ni un vacilador. Menos soy un idealista absurdo que cree que mis escritos van a
erradicar a la miseria y sus profetas de este mundo. A mí lo que pase con el mundo me
llega, porque sé que hay gente poderosa que negocia su propia mierda muy por encima de mi
capacidad de transformarlos o erradicarlos de este planeta. Yo creo que el mundo se merece
tener que ser destruido por la incapacidad de sus habitantes de abrir los ojos a lo que
les rodea y creer que pueden explicar todo con 24 letras y 10 números, elementos que,
mezclados con los prejuicios y la información deforme que recibimos día a día, hacen
que vivamos en una constante ilusión de la que nos creemos controladores, sin darnos
cuenta de que somos miserables y apestosas víctimas de nuestra propia incapacidad de ser
listos.
Escribo porque quiero que el mundo cambie, aunque te parezca contradictorio con lo que he
dicho antes. Lo que pasa es que, para mí, y esto es fácil de comprobar, el mundo es lo
que tú piensas y sientes de él. Nada es más real y objetivo que el propio punto de
vista, el cual, como el mundo, está en constante transformación (no digo evolución ni
involución). Hace más de quinientos años, la Tierra era plana para los europeos. Ellos
vivían de acuerdo a esa creencia, es por eso que para ellos el mundo fue así. El mundo
es como tú lo ves, y de nada te sirven las experiencias de los demás si es que no las
haces tuyas aunque esto sea únicamente porque no te quede otro remedio que creer en ellas
por sentirte seguro en medio del rebaño al que has elegido pertencer. Es así cómo, si
yo cambio tu forma de ver el mundo, estoy cambiando el mundo.
El Quinto Pie del Gato es ese instrumento que he desarrollado para hacerte ver las cosas
desde diferentes puntos de vista. Aquí yo no te enseño qué pensar, sino cómo se
piensa. No te doy contenidos, te doy la herramienta del cuestionamiento para que dudes de
lo que te han enseñado, para que dudes de lo más básico y elemental y dejes de creer
que los cuentos que te transmiten son la realidad sólo porque así lo dice tu medio de
comunicación favorito, tu cura, tu psiquiatra, tu profe o tu mami.
Es así como yo estoy cambiando el mundo. Cambio tu forma de verlo. Así de simple.
Otros me dicen que yo cuento lo que a todos jode, que hablo de lo que está mal, pero me
preguntan si no creo que sería mejor proponer soluciones. ¡Claro que propongo
soluciones! Mis soluciones son más sencillas que las de los grandes sociólogos y
psicólogos. No necesito más que la simple observación para proponer soluciones. La base
de mis soluciones está en que dejes primero de comportarte de acuerdo a tu forma
equivocada de pensar. Me río y me quejo del que cuadra mal su carro para que se sienta
ridículo o sea, que se dé cuenta de lo que es y lo piense dos veces antes de
volver a hacer la misma estupidez. Si él se acuerda de cómo me burlé de él en la
columna en que traté el tema, la próxima vez no lo hará.
El primer paso hacia la solución de los problemas es que la gente se sienta mal por las
cojudeces que hace y deje de hacerlas. Así, amigos míos, su mundo y el de los que jodía
con su falta de criterio cambiará. Gracias a ese cambio, él podrá comprender cosas más
sutiles y complejas en el futuro. Si no es capaz de cambiar lo simple, lo cotidiano, será
incapaz de cambiar de mentalidad por más que le des toda una nueva técnica motivadora y
demás cojudeces que no sirven sino para ganar más plata con menor remordimiento.
¡Yo sí he cambiado el mundo! ¡Lo cambio todas las semanas! Yo ayudo desde aquí a
separar a los arruinadores incurables de los arruinados con ganas de ser mejores. A los
arruinadores los margino dentro de su propio infierno y los quemo con sus propias
ridiculeces, mientras que a los arruinados les doy elementos para que su mundo cambie y
ayuden a cambiar el mundo de otros. Tengo cientos de ejemplos que dar y me quedarían
cortas estas páginas para contarles todos los mundos que he logrado cambiar con El Quinto
Pie del Gato. Y esto recién empieza.
Mi solución a los problemas de tu mundo es que dejes de hacer las cojudeces que te
enseñaron a hacer y empieces a cuestionar todo. Cuestiona todo lo que te dijeron que era
"la verdad absoluta". Métele un balazo a todas esas cosas que te dijeron que te
llevarían al "cielo" y date cuenta de que todos los que te maleducaron a pensar
así lo hicieron porque no sabían hacer otra cosa que repetir e imitar. Lo hicieron
porque son cobardes y no pueden pararse ante sí mismos y decir, como yo, como tú,
"¿realmente existo?, ¿realmente existe el mundo?, ¿realmente existe dios?,
¿realmente esta moral que sigo es absoluta?, ¿por qué dejo que otros me digan lo que
soy y lo que debo hacer?".
Piensa por ti mismo. No te dejes vencer por la mentalidad de multitud, no quieras ser un
número más de este chiquero social en el que no te das cuenta cuánto apestas porque
todos apestan igual que tú. Sal de ahí, sal de tu mente y aborta todo aquello que se
pudre en ti.
¡Sí puedes cambiar el mundo! ¡Yo estoy cambiando el mundo y nadie me lo tiene que
contar! Cambia tu forma de ver las cosas y ya habrás cambiado el mundo.
¡Para incitar a muchos a apartarse del rebaño, pare eso he venido! Que así sea.
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